CURRENT ISSUE
SUBSCRIBE
ABOUT
CALIFORNIA WILD
CONTACT US
ADVERTISING
SEARCH
BACK
ISSUES
CONTRIBUTORS'
GUIDELINES
THIS WEEK
IN
CALIFORNIA WILD
|
Feature
Tortuga Cambiante
Pescadores de tortuga en Baja California
se vuelven conservacionistas
WALLACE J. NICHOLS y CARL SAFINA
|
Las Tortugas son colocadas en redes para
ser pesadas y después liberadas. Los datos ayudan a los conservacionistas
a llevar un seguimiento de la salud de los animales.
PHOTO: TERI GARLAND |
Isidro Arce es un hombre alto y callado. Habla con la
autoridad de alguien que sabe que está en lo correcto y que tienes
sus pies puestos firmemente sobre la tierra.
Su amigo, Javier Villavicencio, no es callado. Sus palabras vienen a ti
rápido y llenan el aire con argumentos apasionantes: por qué
debemos tener misericordia con los animales, profundo respeto por los
mares y mayor interés por nuestras aguas costeras.
Ambos hombres son líderes en el comunitario Grupo Tortuguero, un
grupo de pescadores que monitorean la población de tortuga es siete
localidades críticas en la península de Baja California.
Ellos colectan peces de la localidad y langosta y todavía trabajan
para prevenir la extinción de criaturas habitantes de estas aguas.
A las afueras de Punta Abreojos
A doce kilómetros de la costa de Punta Abreojos, existe una cresta
submarina a 40 brazas. Isidro y yo estamos en su panga, flotando encima
de esta. Desde aquí dejamos caer una docena de trampas cebadas
con macarela. Cuando hemos colocado la última trampa, regresamos
a la primera y la jalamos hacia la superficie. Las trampas ya están
llenas con verdillo, un pez escorpión de talla mediana. Todo lo
que no es verdillo o es de talla pequeña es devuelto al agua. Repetimos
el circuito varias veces. Jalar la trampa. Ponerle carnada. Soltar la
trampa.
Isidro dice, “Esta área es muy productiva. Venimos aquí
a pescar para complementar nuestra pesca de langosta y abulón.
Es fácil capturar peces, pero también cuidamos este arrecife”.
Esto significa tomar solo el límite diario de verdillo, langosta
o abulón; devolviendo los peces pequeños y a las langostas
que están listas para desovar, y también dejando a los abulones
de talla pequeña sobre las rocas para que crezcan.
"Si hacemos esto ahora, siempre tendremos
algo para el futuro, Nuestros niños pueden vivir de la forma que
vivimos nosotros y también sus hijos podrán hacerlo”.
Isidro enciende el motor y dirige el bote hacia a la panga de otro camarada.
Nos detenemos a un costado.
“Que ondas, compa?”
“Nada, nada. Mas o menos,” viene la respuesta.
Isidro comienza a echar nuestro verdillo extra a la otra panga para que
su amigo pueda irse a su casa con su familia temprano.
Esta camaradería y cohesividad comunitaria es lo que mantiene estas
aguas productivas. El año pasado la federación de cooperativas
pesqueras a la que pertenece Punta Abreojos certificó su pesquería
de langosta como “sostenible” por el Marine Stewardship Council-
la primera pesquería en América Latina en ganar esta deseada
etiqueta ecológica.
Peces pequeños, langostas pequeñas y abulones pequeños
–y las aguas en las que habitan- son vigiladas de tal forma que
hay peces, langosta y abulón para la gente ahora y en el futuro.
Estero Coyote
He llegado a la punta del Estero Coyote después de la media noche.
Cuando apago mis luces, solo la luz de las estrellas se refleja en el
agua.
Mi radio VHF crepita. Es Isidro en el otro extreme en el campamento con
Javier y Miguel Valenzuela, el Biólogo de la cooperativa pesquera,
a su lado. Esta noche, han puesto sus redes para las tortugas marinas.
El estero es una pequeña bahía –una de ocho sitios
oficiales de monitoreo de tortugas marinas a lo largo de la península
de Baja California. Pescadores y científicos trabajan juntos para
atrapar, marcar, medir y liberar tortugas una vez al mes. Con los años,
esto proporcionará información valiosa sobre patrones poblacionales.
También provee información sobre estos animales culturalmente
importantes y amenazados.
Isidro, Javier y Miguel están orgullosos de que las tortugas marinas
están regresando. Ellos adjudican esta recuperación a la
nueva filosofía que guía sus pesquerías –toma
solo lo que necesitas, protege aquello que requiere ser protegido, impleméntalo
dentro de la comunidad y enséñaselo todo a los niños.
Pronto oigo el fuerte zumbido del motor de la panga a través de
los mantos poco profundos de pastos marinos y de los laberintos de mangle.
Me muevo a través de los bajos lodosos, brinco a la proa y nos
movemos de nuevo hacia fuera.
Antes de llegar al campamento nos detenemos para revisar las redes caguameras.
Son exactamente iguales a las usadas por las bandas de pescadores furtivos
arriba y abajo de la costa. Las redes de nylon negro cuelgan como un par
de cortinas a través del canal, perpendiculares a la corriente
de marea.
En otros sitios de monitoreo de tortugas marinas puede tomar desde doce
horas hasta tres días para capturar una sola tortuga. Pero Estero
Coyote es rico y productivo. En el tiempo que tomó dar la vuelta
a la bahía para recogerme, cuatro tortugas más se habían
enmallado en la red de 12 pulgadas.
El record aquí en el sitio de monitoreo de tortugas en Punta Abreojos
es de 40 tortugas marcadas en 24 horas. Hoy estamos en camino para romper
ese record. Trabajando rápido, colocamos placas numeradas en las
aletas traseras, medimos la longitud de los caparazones, y levantamos
a los animales para obtener su peso. El más grande es de casi 75
kilos.
He estado trabajando con mis colegas del Grupo Tortuguero para conservar
las Tortugas marinas en México por cerca de doce años. Hoy
estamos empezando a ver resultados reales. Más pescadores están
involucrados, nuevas organizaciones locales están participando,
el apoyo del gobierno se ha incrementado –y más tortugas
están sobreviviendo. Sin embargo aun queda un largo camino por
recorrer.
Una vez liberadas, las cuatro tortugas se deslizan lejos dentro de las
aguas cálidas y obscuras, dejando rastros luminiscentes en su estela.
Ellas son los ángeles de esta bahía.
Escuela Primaria Punta Abreojos
Es día de tortugas marinas en la escuela primaria de Punta Abreojos.
Cada niño con uniforme blanco en el pueblo es llevado al auditorio.
Isidro está brillando como un faro.
Cuando no está pescando, o implementando regulaciones pesqueras
en la comunidad, Isidro está ideando nuevas formas de enseñar
a los niños.
“Estaba pensando que los niños usan lápices, ¿cierto?
Sostienen lápices todo el día. Así que hice 1,000
lápices con el mensaje SALVA A LAS TORTUGAS MARINAS-¡NO COMAS
TORTUGAS MARINAS!”
Me enseña uno de los mil, una herramienta rojo brillante para la
conservación de tortugas marinas. Veo alrededor. Todos los niños
tienen una.
Isidro se para en la parte posterior del cuarto mientras uno a uno, los
estudiantes dan presentaciones bien ensayadas sobre la conservación
de tortugas marinas, su biología, anatomía, biodiversidad
y hábitats.
San Ignacio, Baja California Sur
La Travelall 4x4 Internacional estaba sobrecargada, sobretrabajada y sobrecalentada
bajo el sol del desierto. Había perdido una llanta y un eje y la
mayoría del ensamble de los frenos. A la bienvenida sombra de una
estructura rodeada de un acre de partes oxidadas de camiones deshechos
como este, conocí por primera vez a Francisco “Gordo”
Fisher.
A pesar de ser llamado así por San Francisco, el santo patrono
de los animales, el es responsable de la muerte de muchos miles de Tortugas
marinas. Gordo colocó redes para tortugas por cerca de 20 años.
Hizo un montón de dinero sacando langosta, abulón y tortugas
marinas, legal e ilegalmente, de las aguas que rodean Punta Abreojos.
Gordo estaba sentado en un sillón arrancado de otra camioneta descompuesta,
tomando botellas de 940 ml de la cerveza mexicana Tecate, conocidas como
caguamas, en honor a la tortuga marina. Nos sentamos enfrente de él
en el filo de una llanta y hablamos para pasar el tiempo.
Los temas cambiaron de camionetas a pesquerías y luego a tortugas
marinas. Gordo presumía de su habilidad para atrapar tortugas de
todas las tallas –y para venderlas. Mientras Gordo se emborrachaba,
nosotros tomamos notas. De acuerdo a su estimación personal, el
regularmente atrapó más de 1,000 tortugas por año.
En 1990, El presidente Carlos Salinas de Gortari convirtió la captura,
transporte, consumo, venta y daño a las tortugas marinas una ofensa
federal castigada con cárcel y fuertes multas. Por lo tanto, por
decreto presidencial, la profesión de Gordo cambio de pescador
de tortugas a cazador furtivo de la noche a la mañana. El decreto
creo disposiciones para crear fuentes alternativas de ingreso para personas
locales económicamente dependientes de la explotación de
estas especies.
Pero en poco tiempo el negocio de las tortugas se vino abajo. Debido principalmente
a la continua demanda nacional e internacional de productos de tortugas
marinas, el comercio se unió a otros caminos secundarios y palmeras
grasosas de otros mercados negros tales como tráfico de drogas
y contrabando de armas.
Gordo, un exitoso cazador de Tortugas, se unió al sórdido
negocio de la caza furtiva de tortugas. Después de atrapar a las
tortugas con largas redes agalleras, las amontonaba en la parte trasera
de camionetas o camiones y las lleva por los brechas de contrabando al
norte, a compradores en Tijuana y Ensenada. Sobornos y radios aseguran
un pasaje seguro a través de los incontables puestos militares
de inspección. Pero el riesgo valía la pena: una tortuga
podía alcanzar más de $500 dólares.
Prisión el CERESO, La Paz.
Cuando me enteré que el Gordo estaba en prisión, le sugerí
a Javier que visitara a su amigo de la niñez.
Gordo había sido arrestado cuatro veces. Las primeras tres veces
logró salir fácilmente. Pero en el 2000, los soldados encontraron
siete tortugas en su carro mientras cruzaba el desierto de noche. Por
eso, obtuvo seis meses en el bote. Si pudiera salir, le dijo a Javier,
cambiaría. El devolvería a los océanos en lugar de
despojar sus aguas. Gordo accedió entonces a contar al público
su historia de sobornos a oficiales corruptos y políticos dándose
festines con especies amenazadas.
San Ignacio, Baja California Sur
Habiendo pasado apenas seis meses en la cárcel, Gordo está
saboreando su libertad –de alguna forma. El se ve como castigado
y un poco aturdido porque la libertad que el más deseaba –la
captura y venta de tortugas marinas- está ahora fuera de la mesa.
“Es realmente duro para mi”. Habla con una sorprendente voz
suave. “Estoy acostumbrado al dinero y a los buenos carros”.
Él tiene una cara larga y ojos gentiles. “Los pescadores
de la cooperativa quieren lo peor para mi. Ellos saben que soy una amenaza
para el futuro de sus niños”.
El negocio de las tortugas era ilegal, claro, pero no era difícil
evadir a las autoridades.
¿Había drogas involucradas?
“Por supuesto. Seguido como pago”.
¿Qué necesita saber un cazador de tortugas?
“Un buen cazador de Tortugas debe saber como capturar Tortugas.
Esto no es fácil. Son muy astutas, uno de los animales más
astutos del océano. No cualquiera puede atraparlas. Debes saber
donde nadan, como nadan, como utilizan las corrientes. Yo tuve que estudiarlas.
Puse muchas horas en el motor de mi lancha aprendiendo su conducta. En
el verano, vienen a las lagunas a estar en aguas cálidas para alimentarse.
En invierno, viajan hacia el océano mientras el agua de las orillas
se enfría. Debes conocer sus rutas”.
Tijuana
Gordo ha venido a Tijuana a hablar con la prensa internacional. Reporteros
de radio, televisión y prensa quieren escuchar lo que el tenga
que decir.
“Cuando era niño, todos comíamos caguama. Era normal,
no era un problema”.
Gordo aprendió por su padre a capturar tortugas a los 13 años.
Incluso después de que el gobierno prohibió la captura,
el siguió trabajando, colocando sus redes en Laguna San Ignacio
y el océano Pacífico. Por años, nadie lo denunció
y el ganó mucho dinero, dinero fácil.
Residentes locales me ayudaron con mi contrabando, a cargar los carros
– incluso la policía municipal me ayudaba”, dice. Hizo
contactos cruciales con poderosos compradores en Tijuana y Ensenada, a
lo largo de la frontera de Estados Unidos.
Fue en la cárcel que el empezó a cambiar, dice, después
de la visita de Javier. “Decidí que no vale la pena tener
problemas y problemas y problemas”, explica Gordo.
Después de su liberación, Gordo dice a los reporteros que
consiguió trabajo limpiando langosta en su pueblo natal, San Ignacio.
Ganó poco más de $30 dólares diarios, una fracción
de lo que alguna vez ganó.
La caza furtiva continua en las comunidades de Baja California, dice Gordo,
pero sin él a cargo, el saqueo se ha terminado en Laguna San Ignacio.
Ahora habla sobre salvar a las tortugas marinas – y de dar un mejor
ejemplo a las generaciones más jóvenes.
Ciudad de México, studio Televisa
Javier, Gordo y yo estamos en el escenario del noticiero televisivo matutino
de mayor audiencia de la nación: Hechos de la Mañana de
Televisa. Como el científico, yo hablo sobre el contexto biológico
y de la necesidad de conservar, mientras Javier prepara al entrevistador
con información básica de nuestro trabajo. Gordo, luciendo
una playera de conservación de tortugas, se recargaba en su silla.
Luego, se roba el show.
Por 20 minutos, millones de espectadores desde Chihuahua hasta Chiapas
olvidaron sus platos de huevos rancheros mientras oían a las historias
sin censura de Gordo. Pocos se atreverían a discutir estos temas
en vivo en la televisión mexicana: políticos poderosos comiendo
especies en peligro, sobornos encubiertos, huellas de corrupción
conectando el mar con una cacerola. Pero Gordo estaba encarrerado. Cuatro
veces tuvo que dar el productor la señal de “sigue grabando”
al asombrado camarógrafo.
Algo cambió en el aire mientras Gordo describía su pasado.
Habló sin miedo, como si confesara una vida de pecados al Papa
mismo. En esta confesión pública, un convicto cazador furtivo
de tortugas encontró reconciliación y habló de salvar
a las tortugas de la extinción.
En la tarde, Gordo visitó la Basílica de Guadalupe. Para
orar, dijo.
Wallace J. Nichols es investigador
asociado en la Academia de Ciencias de California, fundador del Grupo Totuguero
y co-director de Revolución Oceánica.
Carl Safina es presidente del Instituto Océano Azul y es
profesor adjunto en la Universidad Estatal de Nueva York en Stonybrook.
|